Siempre he creído que desarrollo sostenible versus conservación de la naturaleza primigenia es un falso dilema en una sociedad civilizada; la Naturaleza misma nos muestra el camino: las crías de los mamíferos se alimentan de la leche de sus madres pero nunca devoran su carne. El hombre se ha caracterizado por ser el depredador más implacable sobre el planeta y en forma estúpida ha venido devorando su propio ecosistema. La pobreza extrema corroe el entorno y la voracidad de los inversionistas que prometen desarrollo con proyectos inmediatistas de optima relación costo beneficio y bajo respeto por el entorno, conjuntamente han degradado el planeta hasta el extremo de amenazar la supervivencia de los seres vivos y lo han vuelto cada vez menos equitativo. No es raro, por tanto, que los conservacionistas reaccionen apasionadamente en contra de cualquier intervención del hombre sobre el entorno. No se puede acabar con la pobreza sin desarrollo, pero éste debe ser respetuoso con la Naturaleza. Los estadistas responsables tienen que asegurar el desarrollo sostenible, es decir, el que cumple los postulados de Bruntland: "Satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la habilidad de las nuevas generaciones para satisfacer sus propias necesidades" . En cualquier país desarrollado este postulado es la premisa básica para el planeamiento de un proyecto de desarrollo y los colombianos debemos exigir que esto se cumpla. Este pequeño exordio busca simplemente sacar el tema propuesto del ámbito emocional al meramente objetivo y factual. 1. Un puerto de aguas profundas en la Bahía de Málaga. La evolución del transporte marítimo durante la segunda mitad del siglo XX obligó a todos los países a adecuar su infraestructura para que sus productos pudieran competir en el ámbito global con las economías de escala generadas por el paradigma competitivo de la globalización . Los puertos tuvieron que diseñarse para esta realidad y dentro de este escenario, Colombia formuló e inició, entre 1985 y 1986, el Plan de Modernización Portuaria, consistente en dos puertos de aguas profundas, Málaga en el Pacífico y Mallorquín en el Caribe, y un canal seco, ferrocarril sin estaciones intermedias y oleoducto, entre dos puertos de trasbordo, uno en el Urabá chocoano y el otro en la costa del Chocó en el Pacífico (Tribugá) . Este Plan satisfaría las necesidades del transporte marítimo del país y reduciría intervenciones innecesarias e insostenibles ambientalmente en los litorales colombianos. Málaga se previó para recibir los grandes buques que no pueden ingresar a Buenaventura por limitaciones de calado y su cercanía a las rutas norte-sur y oriente-occidente a través del Océano Pacífico y consistiría, por tanto, en un terminal especializado para contenedores, capaz de recibir los modernos buques de 12.000, 14,000 TEU que constituyen la columna vertebral del transporte marítimo internacional. Sería absurdo tratar de hacer en Málaga un puerto igual a Buenaventura pues se causarían, innecesariamente, terribles efectos ambientales y socioeconómicos. Este proyecto le daría al país la capacidad de competir en los mercados del oriente y optimizaría el uso de la infraestructura vial con el centro del país y sus zonas industriales y comerciales. Infortunadamente, el desarrollo del Plan fue bruscamente interrumpido por el Ministerio de Transporte en 1986, a pesar de contar con la financiación del Banco Mundial (sesenta y cinco millones de dólares y la contrapartida correspondiente con dineros de Colpuertos) dineros que se esfumaron en la orgía de corrupción, 1986 a 1991, que precedió la liquidación de la empresa portuaria nacional. Únicamente hasta ahora empieza a aceptarse que el sistema portuario colombiano quedó obsoleto y solamente se puede competir en los mercados globales que requieran transporte marítimo, con nuevos puertos adecuados a las necesidades presentes y futuras. Se puede concluir que Colombia necesita el puerto de aguas profundas de Málaga para poderse conectar con los mercados del oriente. El puerto de Buenaventura solamente es apropiado para tráfico alimentador, debido a sus problemas de calado y el costo sobre los contribuyentes para mantener unos calados apenas suficientes para este tipo de tráfico. El puerto de Málaga sería el complemento adecuado. 2. Las ballenas. Todos los humanos debemos respetar la Naturaleza y a todos los seres vivos que habitan en el planeta y, por tanto, el tema de las ballenas que pudieran ser perturbadas o su supervivencia amenazada, por la circulación del hombre sobre los mares, exige un cuidadoso estudio, de conformidad con los postulados de Bruntland, de las interacciones y posibilidades de convivencia simbiótica. Si bien tuve formación de biólogo marino y oceanógrafo, la primera disciplina no fue mi práctica profesional, pero me siento identificado con quienes han dedicado su vida a ella. Existe una amplia bibliografía sobre el tema de las ballenas y la forma como el hombre las ha perseguido con saña para masacrarlas y llevar a algunas especies a la extinción y a otras al borde de la misma, con el lucro como única motivación. 3. Afortunadamente este pecado no se aplica a los colombianos y estamos a tiempo para desarrollar una cultura de respeto por todas las criaturas que comparten con nosotros el planeta Tierra. Las ballenas que llegan a la costa colombiana del Pacífico son las yubartas, jibartas o jorobadas, Phylum Cordata, Clase Mammalia, Subclase Eutheria, Orden Cetacea Suborden Balaenopteridae, Genus Mysticetis, especie 'Megaptera novaeagliae', que viven de 50 a 60 años, tienen un periodo de gestación de 11,5 meses, viven solas o en grupos muy pequeños, miden de cinco a diez y seis metros de longitud y su peso se estima entre 25 a 30 toneladas, carecen de dientes y utilizan barbas filtradoras (270 a 400 barbas ) para alimentarse de plancton y pequeños peces y crustáceos. En verano viven en las zonas polares y en invierno emigran hacia las zonas templadas y cálidas con travesías de hasta 25.000 kilómetros, lo que las convierte en los mamíferos con mayores distancias de migración en el mundo. Son muy sociables y amistosas con el hombre y es relativamente fácil convivir con ellas y observarlas de cerca, por lo cual las utilizan para cruceros de observación de ballenas o para masacrarlas a mansalva y sobre seguro; sin embargo, protegen acuciosamente a sus crías. Como otras ballenas, la Yubarta fue blanco de la industria ballenera y su población se redujo en un 90 por ciento hasta que se introdujo una prohibición de pesca, 1966, que ha permitido su recuperación y en la actualidad se estima que en los océanos del mundo hay unos ochenta mil individuos y en el 2008 la IUCN cambió su estatus de "especie vulnerable" a de menor preocupación . Existen muchos ejemplos de intervención respetuosa en su hábitat, bahía de Massachusetts, cabo San Lucas (Argentina) y Baja California, y aún se ha dado el caso de nacimientos en las inmediaciones de una base naval en la Florida. Debido a que nadan a baja velocidad, el tráfico marino descuidado las pone en peligro. Por esta razón, el gobierno de Estados Unidos ha promulgado una regulación especial para protegerlas, que incluye el uso de boyas con sensores acústicos para detectar su presencia y establece límites de velocidad y vigilancia especial en sus cercanías . No se ha considerado medida extrema como prohibir el tráfico marítimo en las rutas migratorias de estas ballenas. Recordemos que en las ciudades civilizadas los peatones tienen la prioridad frente a los vehículos automotores y en los parques naturales los visitantes deben dar el derecho de paso a los residentes. En la actualidad no se considera una especie en peligro de extinción y toda la literatura consultada coincide en que los lugares preferidos por esta especie en la costa colombiana para aparearse y tener sus crías son los alrededores del parque nacional de Gorgona y la ensenada de Utría . No se encontró referencia a la Bahía de Málaga, pero esto no quiere decir que en algunas ocasiones la visiten. Aún en este caso, se puede asumir que ya existe un tráfico marítimo relativamente frecuente desde y hacia el puerto de Buenaventura, frente a la Bahía de Málaga, que perturba el tranquilo discurrir de las ballenas que llegan a la costa colombiana y bien haría DIMAR en adoptar medidas similares a las promulgadas por el gobierno de Estados Unidos. Cuidadosos estudios de sostenibilidad, según el postulado de Bruntland, deben ser prerrequisitos mínimos para iniciar cualquier proyecto en un país civilizado consciente de su responsabilidad intergeneracional. Prevenir en la fase de planeamiento en vez de esperar a los planes de mitigación, casi siempre ineficientes o simplemente inanes, debe ser la regla de oro para el desarrollo sostenible. Los seres humanos debemos aprender a convivir con la Naturaleza y ojalá el puerto de aguas profundas de Málaga pudiera convertirse en la mejor escuela en este sentido. Es importante que el pueblo colombiano sea adecuadamente informado sobre el tema y que el próximo gobierno tome la decisión que más convenga al país eludiendo el espinoso sendero de las verdades a medias y las exageraciones sentimentales o el ánimo de lucro depredador. La pobreza es el peor enemigo de los ecosistemas, pero el desarrollo irresponsable es su verdugo. Debemos, por tanto, encontrar fórmulas creativas para acabar con la primera sin convertirnos en aduladores y promotores del segundo.
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